jueves, 6 de junio de 2013

La Historia Interminable ¿es de verdad interminable?

Jamás había leído el libro de Michael Ende y sólo conocía el reino de “Fantasía” gracias al par de películas que se hicieron cuando era un niño. Mi madre, al saber de la existencia del texto, lo compró en 1985 unos días después de haberme llevado al cine a ver lo que nos vendieron como “La Historia sin Fin”, de la cual mucha gente ubica al dragón Falkor y su cara de perro, alejadísima de la versión literaria de Ende en la cual tiene cara de león.

Mi mamá jamás leyó completo el libro y ahora la entiendo. Es un texto muy complicado y lleno de filosofía en donde se trata de manera directa y sin tapujos el significado de la frase “Haz lo que quieras”. Frase que está grabada detrás de AURYN, el símbolo de la Emperatriz Infantil. El “haz lo que quieras” hace que el protagonista pierda la voluntad y acabe en un camino de autodestrucción y egoísmo que amenaza con terminar el mundo de Fantasía. Mundo que, a mi juicio, está en todas las historias.

En Fantasía conviven comerrocas (una criatura que sinceramente queda desperdiciada en el libro y en la película), diminutos jinetes de caracoles de carreras, criaturas que sus lágrimas son ácido pero que trabajan la plata de una manera fabulosa –los ayayai, en una pésima traducción española- y otras criaturas, incluyendo una especie de indios americanos dedicados a cazar búfalos. En Fantasía van a parar todos los sueños que los humanos tienen y que olvidan. En Fantasía todo es posible, incluso el que la gobernante sea una niña bellísima que en realidad tiene miles de años.

Pero ¿qué es Fantasía? ¿Una extensión de la imaginación de todos los que nos dedicamos en menor o mayor grado a contar historias? ¿Un reino que habita en la mente de todos los seres humanos y que poco a poco es corrompido por la madurez? ¿Un lugar fantástico –como lo indica su nombre- que es consumido en su totalidad por las mentiras que todos decimos, aunque sea por “una buena razón”? ¿Es el reino de lo imposible, que es borrado por La Nada tanto como la Avaricia destruye al mundo de los seres humanos?

La famosa inscripción al reverso de AURYN nos remite a otro texto bastante conocido: “Ética para Amador”, de Fernando Savater. ¿”Haz lo que quieras”? Eso es imposible. El hacer la propia voluntad termina por destruírnos, destruír lo que queremos, a quienes amamos y a lo que nos rodea. Hallar el camino de la propia voluntad y seguir ese camino es quizá, lo más difícil que todos los seres humanos podemos hacer. Y eso nos lleva al dilema filosófico de qué es libertad y qué es libertinaje. Libertinaje que llevó a Bastian a confiar en lo opuesto a la Emperatriz Infantil (La Niña Emperatriz, propiamente dicho) y terminar destruyendo su pequeño mundo fantasioso. La gran enseñanza es que seguir todos y cada uno de tus deseos sin tener en claro qué es lo que quieres te llevará irremediablemente a olvidar quién eres y volverte un espectro. Una sombra de lo que fuiste.

Si eso ocurre en una tierra imaginaria ¿qué no ocurrirá en este mundo que, según la teoría del caos, toda acción por pequeña que sea tiene una consecuencia, a veces insignificante y a veces de proporciones catastróficas? Basta saber que a veces una mentira blanca tira mercados financieros, termina relaciones sólidas y hunde en la tristeza a mucha gente. Según Michael Ende, las mentiras son la gentuza de Fantasía y son los primeros en arrojarse a La Nada. Entonces, la mentira resulta ser lo que alimenta a la avaricia en el mundo humano. Y la avaricia es lo que destruye tanto a este mundo como al mundo alternativo de Fantasía. De ahí el significado de AURYN, tanto en el libro (dos serpientes formando un óvalo y que se muerden la cola de forma mutua) y el AURYN de la película: dos serpientes entrelazadas formando varios símbolos de infinito y que también se muerden la cola.

Es, entonces, un círculo vicioso. Círculo que sólo algunos con voluntad de hierro logran romper. Pero esa es otra historia que merece ser contada en otra ocasión.

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